A pesar de los riesgos, Elisa se aventuró a ir de incógnito la casa de sus hijos. Llegó justo para escuchar a Enzo y a Segundo hablando sobre la muerte de Leo en manos de Laureano. Elisa no pudo controlarse, cruzó a lo de Laureano y lo sorprendió en el jardín trasero, junto a la pileta, en su silla de ruedas. Gran encuentro en el que Laureano prometió que cumpliría su amenaza de hace años, con Leo ya lo había hecho. Presa de la ira y el dolor, Elisa tomó la silla y lo llevó al borde de la pileta. Laureano desesperado, si caía no hubiera podido nadar, pero ella se arrepintió.
Segundo y Enzo le contaron a su madre cómo había muerto Leo y el plan que había ideado su hermano para vengar la muerte de su padre. Elisa no se resignó a la idea de haber perdido a su hijo y cree que pudo haber sobrevivido a la explosión. Segundo también cree en los milagros y decidió buscar a su hermano.
Segundo llegó hasta el rancho de doña Asunción buscando a su hermano. Leo lo escuchó, pero no pudo levantarse del catre. Sin ser visto, Sixto apuntó a Segundo decidido a matarlo para proteger al “Enviado”.
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