Leo volvió de la estancia e interrogó a Argentina, para confirmar lo dicho por Laureano. Argentina terminó quebrándose y admitiendo que Alma era hija de él. Leo le dio un ultimátum para que le contara la verdad a su hija.
El mayor de los Sosa volvió para reencontrarse con sus hermanos, que se aliviaron al saber que finalmente no había matado a Laureano. El único que no lo entendió es Enzo, que hubiera preferido verlo muerto.
Laureano también volvió a su casa, para alegría de Juana, que corrió a sus brazos. Se puso muy feliz al ver que estaba bien, y que pudo caminar. Mona lo maldijo, porque comprendió que estaba fingiendo su invalidez todo este tiempo.
Laureano se puso a planear con Benjamín cómo hacer para barrer con todos los Sosa al mismo tiempo.
viernes, 5 de febrero de 2010
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